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De acuerdo con la doctora Leticia Munive, neuróloga pediatra, este tratamiento oral, que ya se utilizaba en la población adulta tanto en sistemas públicos como privados, ayudará a que los pequeños tengan una mejor calidad de vida.

“El medicamento no solo ayuda a reducir la frecuencia de las recaídas, sino que retrasa la progresión de la enfermedad y sus daños”, aseguró la especialista quien es miembro activo de la Sociedad Mexicana de Neurología Pediátrica.

La experta explicó que la EM es una enfermedad degenerativa que afecta el sistema nervioso central y genera lesiones desde el punto de vista neurológico.

Al ser una enfermedad autoinmune, el propio sistema de defensa del cuerpo inflama y desgasta la cubierta aislante (mielina) de las neuronas, con lo que altera, disminuye o bloquea los impulsos neuronales, afectando múltiples funciones en el organismo.

Se estima que en el mundo 1 de cada 100.000 niños pueden presentar la enfermedad, pero en países como México se estima que el número se eleva a 2,5 niños por cada 100.000.

En ese sentido, la doctora Miriam Jiménez, directora del área terapéutica de Neurociencias en la farmacéutica Novartis, señaló que aunque es una enfermedad multifactorial, se han detectado algunos factores que elevan el riesgo de padecerla.

Entre ellos, dijo, están la obesidad y ser fumadores pasivos, mientras que tener un familiar con el padecimiento eleva 5 % el riesgo de padecerlo y el número se eleva a 35 % si el familiar padece cualquier otra enfermedad autoinmune.

La especialista señaló que aunque es una enfermedad degenerativa, cuando se presenta en edades más tempranas la progresión suele ser más lenta, pero ser más agresiva, por lo que la discapacidad y daños se acumulan.

El principal reto, coincidieron ambas especialistas es el diagnóstico oportuno, ya que al ser los síntomas un tanto inespecíficos, suelen no ser tan detectables como en los adultos.

Explicó que la EM en edad pediátrica puede confundirse con enfermedades como el lupus eritematoso sistémico, la enfermedad de Behcet, neurosarcoidosis, angitis del sistema nervioso cental, tumores, infecciones, trastornos neurometabólicos y hereditarios.

En ese sentido, la doctora Hilda Patricia Cervera, especialista en psiquiatría de niños, jóvenes y adultos, aseveró que existe sintomatología emocional que puede alertar sobre la enfermedad.

“Los niños presentan estrés, fatiga, ansiedad y depresión. Tienen muchas alteraciones psicosociales e incluso se les llega a diagnosticar Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad cuando en realidad es EM”, aseveró.

Algunos niños, dijo, pueden ser diagnosticados después de varias semanas o años, lo que hace que cuando la enfermedad es detectada ya se hayan presentado algunos daños.

Las especialistas llamaron a hacer conciencia sobre esta enfermedad y recomendaron a los padres que, ante cualquier sospecha de que sus hijos puedan tener este padecimiento, acudan al médico para tener un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado.

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