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El uso de terapia hormonal para la menopausia (THM) está asociado al incremento del riesgo de sufrir cáncer de mama invasivo. Tal es la conclusión del mayor estudio realizado hasta la fecha sobre este tipo de tratamientos que llevaron a cabo investigadores de la Universidad de Oxford (Reino Unido).

Los datos obtenidos demuestran que el 6,3% de las mujeres que nunca han recurrido a THM desarrollan uno de estos tumores entre los 50 y los 69 años, frente al 8,3% de las que se someten durante cinco años a una terapia combinada de estrógenos y progestina diaria.

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Este incremento de 2 puntos porcentuales se traduce en un caso más de cáncer por cada 50 usuarias del tratamiento, según se explica en la investigación.

Menopausia y terapias hormonales

La menopausia se produce cuando los ovarios de la mujer dejan de producir estrógenos y progesteronas. Suele ocurrir a partir de los 45 años y se detecta normalmente por la desaparición del periodo menstrual. Sin embargo, se pueden experimentar otros síntomas como calores o sudoración nocturna, dificultad para dormir, sequedad vaginal, cambios de humor, dificultad para concentrarse, entro otros.

Justamente, es para aliviar dichos síntomas que se recomiendan los distintos tipos de THM. El tratamiento consiste en la prescripción de estrógenos solo —generalmente para mujeres a las que se les ha extirpado el útero— o con progestina, una hormona sintética cuyos efectos son similares a los de la progesterona.

El Estudio

El estudio estuvo liderado por la epidemióloga Valerie Beral y ha sido publicado en la revista médica ‘The Lancet’. Se recogió el análisis de más de 110.000 mujeres con cáncer de mama tras la menopausia.

El equipo de Beral ha calculado el riesgo según el tipo de tratamiento. El 6,8% de las mujeres que solo recibieron estrógenos desarrollaron un cáncer de mama invasivo, un incremento de un caso por cada 200 usuarias. En la terapia de estrógenos con progestina intermitente, el porcentaje alcanzó el 7,7%: un caso extra por cada 70 mujeres.

La investigación subraya que el riesgo de incremento de cáncer depende de la duración del tratamiento. El aumento mencionado se halló en terapias que se prolongaron por cinco años. Por el contrario, en tratamientos de un año o administrados con cremas de estrógenos y supositorios vaginales apenas se observa un aumento del riesgo de cáncer.

Estudio anteriores financiados por los Institutos Nacionales de la Salud de EE.UU. (2002 y 2004) ya advertían que la terapia combinada de estrógenos y progestina incrementaba el riesgo de cáncer, pero no observaron efectos en el tratamiento solo con estrógenos.

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