Los déficits olfativos son a menudo un signo temprano de la enfermedad de Parkinson o de Alzheimer.
El deterioro cognitivo leve es un estadio intermedio entre el deterioro cognitivo que se da por el envejecimiento normal y el deterioro más grave de la demencia, y tiene síntomas como la afectación de la memoria, el lenguaje, el pensamiento o el juicio.
De acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, cuando hay un deterioro cognitivo leve es posible que se note que la memoria o las funciones mentales están “reducidas”, y posiblemente las personas cercanas noten ese cambio.
No obstante, dichos cambios no son tan graves como para que interfieran significativamente en la vida diaria ni en las actividades cotidianas.
Entre los síntomas más frecuentes están:
- Se presentan olvidos más frecuentes.
- Se olvidan eventos importantes como citas o compromisos sociales.
- Se pierde el hilo de los pensamientos o de las conversaciones, los libros o las películas.
- Es cada vez más abrumador tomar decisiones, planificar los pasos para realizar una tarea o comprender instrucciones.
- Comienzan los problemas para orientarte en entornos familiares.
- El paciente se vuelve más impulsivo o muestra cada vez menos juicio.
- Los familiares y amigos notan cualquiera de estos cambios.
Y aunque no existe una causa única del deterioro cognitivo leve, como tampoco un resultado único de este trastorno, se ha evidenciado que estos síntomas suelen permanecer estables durante años, avanzar hasta la enfermedad de Alzheimer u otro tipo de demencia, o mejorar con el tiempo.
No obstante, las causas más comunes son:
- Masas anormales de proteínas beta amiloides (placas) y masas microscópicas de proteínas tau típicas de la enfermedad de Alzheimer (ovillos).
- Cuerpos de Lewy, que son masas microscópicas de otra proteína asociada con la enfermedad de Parkinson, la demencia con cuerpos de Lewy y algunos casos de enfermedad de Alzheimer.
- Pequeños accidentes cerebrovasculares o reducción del flujo sanguíneo a través de los vasos sanguíneos del cerebro.
El síntoma que puede indicar deterioro cognitivo
Las personas que no pueden identificar al menos cuatro de cada cinco olores comunes presentan más del doble de probabilidades de desarrollar demencia a los cinco años, según un estudio a largo plazo de casi 3.000 adultos, de entre 57 y 85 años de edad.
Aunque el 78 % de los examinados eran normales, identificando al menos cuatro de cada cinco aromas, el 14 % podría nombrar solo tres de cinco, el 5 % era capaz de identificar solo dos perfumes, mientras que el 2 % tenía habilidades para nombrar uno y el 1 % no fue capaz de identificar ni un solo olor.
Ahora bien, cinco años después de la prueba inicial, varios sujetos del estudio que no pudieron nombrar un único olor habían sido diagnosticados con demencia. Casi el 80 % de los que aportaron solo una o dos respuestas correctas también tuvieron demencia, con una relación entre el grado de pérdida de olor y la incidencia de demencia.
“Estos resultados muestran que el sentido del olfato está estrechamente relacionado con la función cerebral y la salud. Creemos que la capacidad del olfato específicamente, pero también la función sensorial más ampliamente, puede ser un signo temprano importante”, explica el autor principal del estudio, Jayant M. Pinto, profesor de Cirugía en la Universidad de Chicago, Estados Unidos, y especialista en genética y el tratamiento de las enfermedades del olfato y sinusales.
“Necesitamos entender los mecanismos subyacentes para que podamos entender las enfermedades neurodegenerativas y esperamos desarrollar nuevos tratamientos e intervenciones preventivas. La pérdida del sentido del olfato es una señal fuerte de que algo ha salido mal y se ha hecho un daño significativo. Esta simple prueba de olores podría proporcionar una manera rápida y barata de identificar a aquellos que ya están en alto riesgo”, añade Pinto.
El estudio llamado La disfunción olfativa predice la demencia subsecuente en adultos mayores de EE. UU., publicado el pasado 2 de septiembre de 2021 en el Journal of the American Geriatrics Society, es la continuación de un artículo relacionado de 2014, en el que la disfunción olfativa se asoció con un mayor riesgo de muerte dentro de cinco años.