¿Qué es la fiebre?

La fiebre no es una enfermedad. Por lo general, es una señal de que su cuerpo está tratando de combatir una enfermedad o infección.

La temperatura normal del cuerpo es de 36-37,5 °C.

Un niño tiene fiebre si su temperatura corporal aumenta por encima de 38 °C tomada en la axila. La febrícula es de 37 a 38 °C.

¡Es la causa más frecuente de consulta al pediatra!

¿Cómo se debe tomar la temperatura?

Para saber con seguridad si un niño tiene fiebre es necesario el uso de un termómetro, preferiblemente electrónico. Se puede colocar en la axila, las ingles, la boca o el recto (en los bebés). Las tiras de medición de la temperatura cutánea por aplicación en la frente no son muy exactas. Los termómetros óticos pueden no ser fiables si se utilizan mal.

La zona preferible a elegir será la axila en niños mayores y el recto en lactantes. En el recto se mide la temperatura central del cuerpo y se altera menos por factores externos. Pero los niños mayores no lo toleran bien.

Conviene ponerlos de tres a cinco minutos según la zona y el tipo de termómetro. Algunos más modernos son más rápidos y pitan. Ya no se suelen usar los termómetros de mercurio por riesgo de toxicidad y de contaminación ambiental.

¿Cómo hay que actuar?

Para que el riesgo de toxicidad por antitérmicos sea menor:

  • No tratar fiebres leves (menos de 38 °C).
  • No pasar la dosis máxima recomendada.
  • El ibuprofeno no se debe dar a niños menores de tres meses (según ficha técnica).
  • Cuidado en niños enfermos con ayuno y vómitos (paracetamol) y deshidratación (ibuprofeno).
  • No usar de forma prolongada o repetida si son síntomas leves.
  • No usar a la vez más de un fármaco para tratar el mismo síntoma.
  • Es preferible no alternar antitérmicos.
  • Asistir con el  pediatra.