“Si sospechan, ya sea en su persona o en alguien cercano, un problema de depresión, busquen ayuda; que lo hablen, porque no es motivo de vergüenza, debe ser motivo de orgullo hablar de nuestra salud mental, que enorgullezca hacer algo por la salud mental”

En adhesión al Día Mundial en Respuesta a la Depresión, que se realiza cada 13 de enero, la cartera sanitaria provincial apunta a sensibilizar a la comunidad poniendo a disposición información de calidad para fortalecer el acceso a la consulta profesional y una mayor empatía con una o un otro, tanto en el entorno cercano como en comunidad.

En ese sentido, es importante además señalar que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a más de 300 millones de personas a nivel global, es decir, alrededor de un 4% de la población.

 

¿Qué es la depresión?

Es un trastorno del estado de ánimo que afecta a personas de cualquier edad, condición económica, nivel educativo o cultural, en todas las dimensiones de la vida y es un síndrome que tiene como características fundamentales la angustia y la falta de motivación.

Es un cuadro clínico que debe ser diagnosticado por un profesional idóneo, ya que excede la simple tristeza cotidiana a ciertas situaciones ante las cuales podemos responder de esa manera.

¿Qué indicadores presenta?

Un indicador clave es cuando una persona comienza a sentir cambios de ánimos. Se puede sentir abatida, desesperanzada, tener sentimientos de inferioridad, de incapacidad o que no puede hacer cosas que antes las realizaba de manera fluida.

Otro indicador es la falta de disfrute. Comúnmente se asocia la depresión a la tristeza y en ocasiones no tiene que ver con ese sentimiento, sino con no poder disfrutar de actividades o situaciones que antes producían una emoción agradable o de felicidad y que de pronto se vuelve indiferente y no podemos sentir algo al respecto.

Además, se puede identificar la apatía como otro signo. La persona puede llegar a aislarse de los entornos a los que antes concurría

Durante este proceso también pueden presentarse otras características de tipo físicas o corporales como insomnio o necesidad de dormir más, pérdida de energía, cambios en el apetito o en la alimentación, ya sea por ausencia o por un exceso, entre otros y en los casos más significativos también pueden aparecer pensamientos de autolesión o de suicidio.

¿Qué hacer si se está atravesando por esta situación?

  • Solicitar ayuda en el sistema de salud. Si una persona siente que hay cambios significativos puede acudir y recibir orientación del profesional o del equipo de salud.
  • Identificar una persona de confianza a la cual poder recurrir para expresarse, hablar de lo que siente y pedir apoyo. Si bien esta acción parece fácil de concretar, en ocasiones es muy difícil por el aislamiento y la falta de contacto con el entorno que a veces se produce. Una persona de confianza puede ser un familiar, un amigo, un vecino, un compañero de trabajo.
  • Seguir realizando las actividades que le gustaban cuando se encontraba bien.
  • No aislarse, mantener el contacto con familiares y amigos.
  • Hacer ejercicio regularmente, aunque se trate de un pequeño paseo.
  • Mantener hábitos regulares de alimentación y sueño.

¿Cómo puedo ayudar?

Cómo actuar cuando conocemos a alguien que nos cuenta esta situación o que nosotros percibimos que se encuentra atravesando una situación complicada:

  • Ser receptivos al pedido de ayuda y evitar dar consejos o indicaciones sobre lo que hay que hacer. Existe una idea compartida socialmente asociada a la tristeza de que “hay que poner voluntad”, “vos podés”, “ya se te va a pasar”, que en vez de contribuir a una mejoría lo que hace es minimizar la emoción o el sentimiento que la otra persona cuenta.
  • Brindar una escucha activa, comprensiva que valide lo expresado y evitar juzgar a la persona.
  • Ofrecer ayuda, preguntar qué necesita.
  • Tener empatía y paciencia, entendiendo que los procesos para atravesar estos cuadros llevan tiempo y que ese tiempo es único y personal.
  • Brindar apoyo en el tratamiento e incentivar a que continúe el proceso. Evitar prejuicios sobre los espacios terapéuticos, no estigmatizar, discriminar, ni burlarse.
  • Cuidarse a uno mismo. No descuidar la salud emocional y, de ser posible, involucrar a otras personas del entorno en el acompañamiento.

Atravesar una depresión no solo es un camino difícil, sino que en muchos casos puede prolongarse durante un largo tiempo. Más allá de la ayuda profesional, otro factor que marca una diferencia en el pronóstico es el acompañamiento sostenido de familiares, amigos y otros vínculos significativos.