Los riesgos de contraer diabetes e hipertensión aumentan por la falta de sueño.
¿Sabías que pasamos un tercio de la vida durmiendo? Durante ese tiempo de descanso ocurren varios eventos que quizás desconocemos: la presión arterial y la temperatura corporal disminuyen, experimentamos excitación sexual, hablamos en voz alta y hasta rechinamos los dientes (bruxismo).
Pero si eres de los que duerme poco, de 5 a 6 horas por noche, debes saber que cuando te privas del sueño se estima que el 25% de tus células cerebrales mueren. Afectando las funciones y la supervivencia neuronal; además, se interrumpen los procesos y acciones que realizan muchas hormonas.
¿Conoces los riesgos de no dormir lo suficiente? Estos son algunos:
Subimos de peso: Debido a que se alteran las hormonas encargadas de procesos como el metabolismo y la regulación del apetito, se reducen los niveles de leptina, la hormona que nos hace sentir llenos. Y aumentan los de grelina que estimula el deseo de ingerir alimentos altos en grasas y azúcares. Asimismo, y debido al cansancio, evitamos realizar ejercicios físicos.
Se debilita el sistema inmunológico: “Durante el sueño, el sistema inmunológico es más activo. Aunque todavía está por entenderse bien cómo funciona, se está estudiando su influencia en el fortalecimiento y desarrollo del sistema de defensa del cuerpo”, explicó a AARP en español el Dr. Elmer Huerta, especialista en medicina interna, salud pública y oncología. “Cuando una persona no duerme bien está mucho más susceptible a infecciones por virus; incluso se ha descubierto que las enfermedades autoinmunes podrían ser más frecuentes”.
Aumenta el riesgo de padecer diabetes: Más de 400 millones de personas viven con diabetes en todo el mundo. Cuando reducimos las horas de sueño se libera menos insulina, hormona que regula el azúcar en la sangre, y el organismo no puede procesar la glucosa. Esta se acumula en el torrente sanguíneo y esa energía no se dirige a las células, donde es necesaria, provocando así que aumenten los riesgos de desarrollar diabetes tipo 2.
Vulnerabilidad a la depresión y la ansiedad: Nuestra salud mental se afecta al padecer cambios anímicos, ansiedad. Todas estas alteraciones influyen en la segregación de sustancias como el cortisol, que inhibe y suprime el sueño, así como la prolactina o la serotonina relacionadas con la regulación de los ciclos de sueño, estados anímicos o percepción del dolor.
Aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares e hipertensión: Alrededor de 2,200 estadounidenses mueren todos los días de este padecimiento, es decir, una muerte cada 40 segundos, según la American Heart Association (AHH). “Los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares se observan con frecuencia en pacientes con insuficiencia crónica de sueño. También, se han relacionado las arritmias cardíacas (como la fibrilación auricular)”, nos explicó el Dr. Chris Winter, neurólogo, especialista del sueño y autor de The Sleep Solution.
Reducción del deseo sexual: Los hombres que sufren de apnea del sueño, trastorno en el cual la respiración se detiene y recomienza repetidas veces, tienen los niveles más bajos de testosterona. Esto, sumado al poco descanso, disminuye la libido y la producción de espermatozoides, aumenta el riesgo de disfunción eréctil y el desinterés en el sexo.
En el caso de las mujeres, se relaciona con un menor deseo sexual y una reducción de la activación genital. Al aumentar las horas de sueño, la libido aumenta en, al menos, un 14%.
Riesgo de contraer cáncer de mama: Un estudio de la Michigan State University mostró que la melatonina suprime el crecimiento de las células madre del cáncer de mama. Esta hormona es fabricada por el cerebro para regular los ciclos de sueño y su disminución nos pone en riesgo.
Se afecta la función cognitiva (deficiencia de la memoria): Ciertas actividades exigen concentración y se relacionan con las horas que dormimos. Se estima que 7% de todos los accidentes automovilísticos en Estados Unidos, y el 16% de los fatales, están relacionados con somnolencia del conductor. “Durante décadas, los estudios han demostrado que las personas que no duermen las 7 u 8 horas recomendadas tienen más probabilidades de que se reduzca su longevidad”, explica el Dr. Michael A. Grandner, director del programa de investigación del sueño y la salud en la University of Arizona.
Disminuye el crecimiento muscular: ¿Sabías que después de los 30 años los niveles de la hormona de crecimiento humano son solo alrededor del 20% de los parámetros máximos que alcanzamos en nuestra infancia y que van decreciendo de 12 a 15% por década? Si además descansamos poco, tanto la hormona de crecimiento humano, la testosterona, y la melatonina, que enfatizan el proceso de síntesis de proteínas e intervienen para la correcta fase de reproducción y regeneración celular van a disminuir y el daño causado por el estímulo del entrenamiento no será subsanado y se perderá masa muscular.
Se acelera el proceso de envejecimiento: Muchas hormonas y células al variar sus niveles no podrán encargarse de reparar los daños en nuestro organismo. Según una investigación realizada por la Sleep School, al someter a los participantes a dormir solo 6 horas se determinó que “las líneas de expresión y las arrugas se incrementan en un 45%, y el número de manchas en la piel aumenta en un 13%”.
Es cierto que dedicamos una buena parte de nuestra vida al descanso, pero ¿realmente crees que hemos perdido ese tiempo? Creo que coincidirás que es un tercio de vida ganado para sentirnos más saludables y seguir con nuevos proyectos.