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Por Michelle Andrews (Especial para The Washington Post)
Phyllis Petruzzelli pasó la semana antes de Navidad con graves problemas para respirar. Cuando, el 26 de diciembre, acudió al servicio de urgencias, el médico del Hospital Faulkner Brigham Health, que queda cerca de su casa en Boston, dijo que tenía neumonía y que necesitaba hospitalización. Entonces, el doctor propuso algo que puso nerviosa a Petruzzelli. En lugar de ser admitida en el hospital, podría volver a casa y dejar que el hospital la tratara a domicilio.
Como paciente del “hospital en el hogar”, Petruzzelli descubrió que los médicos y las enfermeras iban a su casa dos veces al día y realizaban las pruebas o los análisis de sangre necesarios.
Se colocaría un parche inalámbrico en su piel para rastrear sus signos vitales y así poder enviar un flujo constante de datos al hospital. Si tuviera alguna pregunta, podría hablar por videoconferencia, en cualquier momento, con una enfermera o un médico.
Los hospitales son lugares ruidosos y esa situación podría poner a los pacientes que están muy enfermos y frágiles en riesgo de infección, insomnio y delirio, entre otros problemas. “Tu resistencia es baja”, recuerda Petruzzelli sobre lo que le dijo el médico. “Si vienes al hospital, no sabes lo que podría pasar. Eres una candidata perfecta para esto”, le indicó.
Entonces, la mujer, que ahora tiene 71 años, estuvo de acuerdo en la recomendación que le hizo el doctor. Aquella tarde, ella llegó a casa en un vehículo hospitalario. Un médico y una enfermera la estaban esperando en la puerta principal. Se instaló en el sofá de la sala de estar, con su marido, Augie, y su perro, Max. El médico y la enfermera revisaron su vía intravenosa, le colocaron el parche de monitoreo en el pecho y se fueron.
Cuando David Levine, el médico, llegó a la mañana siguiente, le preguntó por qué había estado caminando durante la noche. Lejos de sentirse incómoda de que monitorearan sus trayectos nocturnos al baño, “me sentí muy segura”. “¿Qué pasa si me caigo mientras mi marido está fuera comprando en el supermercado? Ellos lo sabrían”, explica.
Después de tres días sin incidentes, fue “dada de alta” de su hospitalización en el hogar. “Lo haría de nuevo en un abrir y cerrar de ojos”, comenta la mujer.
Brigham Health es uno de los centros de salud que alientan a los pacientes seleccionados del departamento de emergencias agudas a optar por la atención hospitalaria en el hogar.
En los años transcurridos desde que Brigham Health comenzó a probar este tipo de atención, el personal del hospital que inicialmente se mostró escéptico ahora está de acuerdo con esa medida. “Se dan cuenta rápidamente de que esto es realmente lo que quieren los pacientes, y es muy bueno”, sostiene.
Este enfoque es bastante común en Australia, Gran Bretaña y Canadá, pero se ha enfrentado a una batalla cuesta arriba en Estados Unidos.
Un obstáculo clave, según los médicos y analistas de políticas, es que las aseguradoras de salud paguen por ello. En Brigham Health, el hospital puede cobrar a una aseguradora por una visita a domicilio de un médico, pero el resto de los servicios del hospital en el hogar están cubiertos por subvenciones y otros fondos.
Las aseguradoras no tienen una posición clara en los programas del hospital en el hogar, según cuenta Cathryn Donaldson, vocera de America’s Health Insurance Plans, un grupo comercial de la industria.
“En general, los proveedores de seguro de salud se comprometen a garantizar que los pacientes tengan acceso a la atención que necesitan, y existen planes de Medicare Advantage que cubren este tipo de atención en el hogar“, comentó Donaldson en un comunicado.
Levine, un investigador clínico del Hospital Brigham e instructor de la Facultad de Medicina de Harvard, fue el autor principal de un estudio de 2016 publicado recientemente que comparó pacientes que recibieron atención hospitalaria en el hogar y en el hospital.
Los 20 pacientes analizados en el ensayo tenían una de varias afecciones, que incluían la infección, la insuficiencia cardíaca, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica y el asma. El ensayo halló que, si bien no hubo eventos adversos en los pacientes de atención domiciliaria, los costos de su tratamiento fueron significativamente más bajos, aproximadamente la mitad que en los pacientes tratados en el hospital.
¿Por qué? Para empezar, los costos laborales para los pacientes en el hogar son más bajos que para los pacientes en un hospital, donde el personal debe estar disponible las 24 horas. Los pacientes de atención domiciliaria también tuvieron menos pruebas de laboratorio y visitas de especialistas.
El estudio encontró que ambos grupos de pacientes estaban igualmente satisfechos con su cuidado, pero el grupo de cuidado en el hogar era más activo físicamente.
Brigham Health está llevando a cabo más ensayos controlados aleatorios para probar el modelo en el hogar para una gama más amplia de diagnósticos.
Bruce Leff comenzó a explorar el concepto de hospital en el hogar hace más de 20 años, llevando a cabo estudios que encontraron menos complicaciones, mejores resultados y menores costos en los pacientes de atención domiciliaria.
Sin embargo, los hospitales, acostumbrados al modelo de negocio tradicional que enfatiza la presencia de camas en una instalación física, han tardado en adoptar la idea.
También hay obstáculos prácticos.
“Todavía es más fácil conseguir comida china en la ciudad de Nueva York que recibir oxígeno en casa“, dijo Leff, profesor de medicina y director del Centro de Investigación Geriátrica Transformadora de la Facultad de Medicina Johns Hopkins.
Desde que el sistema Mount Sinai, con siete hospitales en Nueva York, lanzó su programa de hospital en el hogar, más de 700 pacientes lo han escogido. Y les han ido bien.
El tiempo promedio de estadía para la atención aguda fue de 5.3 días en el hospital vs 3.1 días para los pacientes domiciliarios, mientras que las tasas de readmisión a 30 días para los pacientes domiciliarios fueron aproximadamente la mitad de los que habían sido hospitalizados: 7.8 por ciento vs 16.3 por ciento.
Comenzando con una subvención federal de USD 9.6 millones en 2014, el programa de Mount Sinai se centró, en un principio, en pacientes de Medicare con seis afecciones, que incluían insuficiencia cardíaca congestiva, neumonía y diabetes. Desde entonces, el programa se ha expandido para incluir docenas de afecciones, como el asma, la presión arterial alta y algunas infecciones graves y ahora está disponible para algunos pacientes con seguro privado y Medicaid.
Mount Sinai también se ha asociado con Contessa Health, una compañía con experiencia en atención domiciliaria, para negociar contratos con aseguradoras para pagar los servicios de hospital en el hogar.
Entre otras cosas, las aseguradoras están preocupadas por la pendiente resbaladiza de lo que significa ser hospitalizado, según cuenta Linda DeCherrie, directora clínica del equipo móvil de cuidados agudos en Mount Sinai.
Y es que, como señala DeCherrie, las aseguradores “no quieren pagar una admisión al hospital si el paciente, realmente, no ha sido hospitalizado“.
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Fuente: infobae.com
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