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La Cámara de Diputados de México aprobó este viernes el uso medicinal y científico de la marihuana, así como su producción y distribución para estos fines, una iniciativa impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto, quien no logra abatir la violencia del narcotráfico.
La nueva ley, que ya había recibido luz verde del Senado en diciembre, se aprobó «por 371 votos a favor, siete en contra y 11 abstenciones» y se envió al Ejecutivo para su promulgación y publicación en el Diario Oficial de la Federación, indicó la Cámara de Diputados en un comunicado.
Así, ahora se podrá sembrar, cultivar, cosechar, preparar, adquirir, poseer, comerciar, transportar, suministrar y usar el cannabis con fines médicos y científicos.
También, la secretaría de Salud deberá diseñar políticas públicas que regulen el uso medicinal de los derivados farmacológicos del cannabis, entre los que se encuentra el tetrahidrocannabinol, sus isómeros y variantes estereoquímicas, así como normar la investigación y producción nacional de estas sustancias, explica el parte.
La iniciativa de Peña Nieto -quien siempre se ha mostrado reacio a legalizar totalmente el uso de las drogas- fue producto de un proceso impulsado por la ciudadanía en 2015 con la batalla judicial que ganó un matrimonio del norte de México, para que se le permitiera importar un medicamento derivado de la marihuana para su hija Grace, que hasta antes de recibir esas dosis sufría decenas de ataques epilépticos al día.
A ese hito se sumó un fallo en noviembre de la Suprema Corte que autorizó a los cuatro integrantes de un colectivo llamado Smart a cultivar, poseer y consumir esta planta incluso con fines recreativos.
La nueva ley «es un parteaguas que nos permite decir, con toda autoridad, que hemos vencido prejuicios oscurantistas, con argumentos, datos duros derivados de investigación científica en favor de la sociedad y de la salud pública», dijo el vicecoordinador de los diputados del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (opositor), Jesús Zambrano.
No cambiará «casi nada»
Ante el fortalecimiento de los cárteles narcotraficantes en México, que cultivan y trafican marihuana, amapola y drogas sintéticas hacia su principal consumidor Estados Unidos, el gobierno mexicano lanzó en 2006 una campaña militar antidrogas.
Esta estrategia trajo consigo una ola de violencia que ha dejado más de 177.000 muertos y 30.000 desaparecidos, según cifras oficiales que no detallan cuáles de estos casos están ligados al crimen organizado.
Algunas voces se han alzado para defender la idea de que la despenalización de la marihuana ayudaría a disminuir la violencia del narcotráfico.
Pero la nueva ley, que sólo permite su uso medicinal, «no cambiará casi nada», opinó para la AFP Raúl Benítez Manau, experto en asuntos de seguridad de la estatal Universidad Nacional Autónoma de México.
«El narcotráfico va a seguir igual», predijo.
De su lado, el exfiscal antidrogas Samuel González coincidió en que esta ley está a «muchos kilómetros de diferencia» con respecto a la lucha contra el crimen organizado.
«No comparto la idea simplista de que la legalización de las drogas va a terminar con la violencia y con la delincuencia organizada», dijo el también profesor de Derecho, quién aboga más por un combate a la impunidad y la corrupción en las policías e instituciones de justicia.
En Estados Unidos, 29 estados y Washington DC tienen leyes sobre el uso medicinal de la marihuana, y de éstos, ocho y la capital aceptan el consumo recreativo.
Uruguay se convirtió en 2013 en el primer país en aprobar una ley que permite el cultivo de marihuana para autoconsumo en el hogar y la formación de clubes de cultivadores para plantar en forma cooperativa.
Desde entonces varios países latinoamericanos avanzan en legislaciones similares, mientras Colombia, Chile y Argentina aprobaron leyes que autorizan el cultivo y uso de la marihuana con fines medicinales y científicos.
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