Este domingo se ha conocido la triste noticia de la muerte de Javier Imbroda, exseleccionador nacional de baloncesto y consejero de Educación de la Junta de Andalucía. Imbroda, de 61 años, sufría un cáncer de próstata desde hace años.
Tal y como explican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, la próstata es una parte del aparato reproductor masculino. La próstata está justo debajo de la vejiga y delante del recto.
Tiene el tamaño aproximado de una nuez y envuelve a la uretra (el conducto por donde se vacía la orina de la vejiga). La función de la próstata es producir el líquido que forma parte del semen.
Tal y como explican los CDC, los síntomas del cáncer de próstata son distintos en cada persona e incluso algunos hombres no presentan ningún síntoma. Los principales son dificultad para comenzar a orinar; flujo de orina débil o interrumpido; micción frecuente, especialmente por la noche; dificultad para vaciar la vejiga por completo; dolor o ardor al orinar; sangre en la orina o el semen; dolor persistente en la espalda, las caderas o la pelvis o dolor al eyacular.
El factor de riesgo más común en el cáncer de próstata es la edad, recuerdan los CDC. Mientras más edad tenga el hombre, mayor será la probabilidad de que presente cáncer de próstata.
Hay que tener en cuenta que a medida que los hombres envejecen, la próstata tiende a aumentar de tamaño. Esto puede provocar que la uretra se angoste y disminuya el flujo de orina. Esto se llama hiperplasia prostática benigna y no es lo mismo que el cáncer de próstata.
La mayoría de los cánceres de próstata se descubren a tiempo, a través de la detección. Por lo general, el cáncer de próstata en etapa inicial no causa síntomas. Los cánceres de próstata más avanzados a veces pueden causar síntomas, como:
- Problemas al orinar, incluyendo un flujo urinario lento o debilitado o necesidad de orinar con más frecuencia, especialmente de noche
- Sangre en la orina o el semen
- Dificultad para lograr una erección (disfunción eréctil)
- Dolor en las caderas, la espalda (columna vertebral), el tórax (costillas) u otras áreas debido a que el cáncer que se ha propagado a los huesos
- Debilidad o adormecimiento de las piernas o los pies, o incluso pérdida del control de la vejiga o los intestinos debido a que el cáncer comprime la médula espinal
Siempre es mejor detectar cualquier afectación a tiempo. Realiza chequeos por lo menos una vez al año.