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En los años 80 era un desconocido mal al que llamaban «cáncer gay». Ahora, aunque todavía lejos de hallar una cura, tener VIH ha dejado de ser una sentencia de muerte. Esta condición, con la cual conviven 37, 9 millones de personas en el mundo, hoy es tratada como crónica debido a que el tratamiento actual permite a los seropositivos llevar una vida normal.
Desde el cantante Freddy Mercury, pasando por la estrella del deporte Magic Johnson hasta llegar al actor Charlie Sheen, muchos famosos han revelado tener VIH a lo largo de las últimas décadas. Ahora, las preguntas en torno a este mal han vuelto a la palestra con el caso del actor de cine para adultos Nacho Vidal, quien presuntamente había contraído el virus. Finalmente se supo que fue un falso positivo. Por ello, aquí presentamos información básica para entender qué es el VIH/Sida y en qué punto nos encontramos en la lucha contra esta epidemia.
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El VIH en el Perú
En el Perú, 72 mil hombres y mujeres viven con VIH y más de 51 mil tienen acceso a tratamiento gratuito, pero unas 20 mil personas desconocen su estado serológico, según datos del Ministerio de Salud.
Desde 2010, las nuevas infecciones por VIH han aumentado en un 24% y las muertes relacionadas con el Sida han aumentado en un 14%, de acuerdo a ONUSIDA.
Pero nuestro país, donde el tratamiento es gratuito, también es el que ha registrado la mayor reducción de muertes relacionadas con el SIDA en América Latina (62% entre 2000 y 2016).
VIH no es lo mismo que el Sida
Luego de décadas de investigación al respecto, todavía hoy, en muchos casos, se sigue usando el Sida como sinónimo del VIH. Pero no son lo mismo.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) lo que hace es infectar «las células del sistema inmunitario y las destruye o trastorna su funcionamiento, lo que acarrea el deterioro progresivo de dicho sistema y acaba produciendo una deficiencia inmunitaria». Entonces, el cuerpo va perdiendo progresivamente la capacidad de defenderse y se vuelve más vulnerable ante infecciones y otras enfermedades.
Una persona con VIH en su sistema puede pasar años sin presentar problemas graves. El Sida, en cambio, «representa las etapas más avanzadas de la infección por el VIH. Se define por la aparición de alguna de más de veinte infecciones oportunistas o cánceres vinculados con el VIH».
Entonces, la persona con VIH, al no tener la capacidad de respuesta ante enfermedades, adquiere finalmente «infecciones oportunistas» (Tuberculosis, neumonía). El paciente termina falleciendo por causa de estos males que aprovechan el sistema inmune debilitado.
¿El VIH presenta síntomas?
ONUSIDA, el programa de las Naciones Unidas para esta epidemia, señala que la mayoría de las personas infectadas por el VIH no saben que han contraído el virus.
Menos del 10% de las personas presenta síntomas, que suele ser «un cuadro seudogripal con fiebre, cefalea, erupciones o dolor de garganta». Es decir, los síntomas son muy parecidos a los de otros males y por ello son difíciles de identificar.
Los síntomas ocurren «en el momento de la seroconversión. La seroconversión hace referencia al desarrollo de anticuerpos contra el VIH y habitualmente se produce entre uno y dos meses después de haber contraído la infección», detalla la OMS.
¿Cómo se transmite el VIH?
Las relaciones sexuales sin protección (anal y vaginal) son la principal vía de transmisión del VIH. Además, se puede adquirir el virus por el uso de jeringas o agujas que hayan sido usadas en portadores. En menor medida, se puede transmitir el virus de madre a hijo durante el embarazo, en el parto o a través de la lactancia materna.
Solo la sangre, el semen, el líquido preseminal, las secreciones rectales, las secreciones vaginales y la leche materna de una persona que tiene el VIH pueden transmitir el virus. Para que suceda la transmisión, detallan los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades de EE.UU., «estos líquidos deben entrar en contacto con las membranas mucosas o con tejidos lesionados de la otra persona, o ser inyectados directamente al torrente sanguíneo (con una aguja o jeringa) para que ocurra la transmisión. Las membranas mucosas se encuentran dentro del recto, la vagina, el pene y la boca».
El VIH no se transmite por el sudor ni por la saliva, ni por usar el mismo cepillo dental, ya que el virus sobrevive solo una fracción de segundo en el medio ambiente.
La importancia de las pruebas de VIH
Entonces, debido a que los síntomas pueden ser confundido con el de otros males y porque se presentan en pocos casos, es de vital importancia realizarse un test de VIH de manera periódica (cada tres meses) si se tiene una vida sexual activa o si se ha tenido alguna relación sexual de riesgo.
En la actualidad, diversas entidades estatales y privadas brindan pruebas rápidas gratuitas para el VIH. Estas tienen, dependiendo de la marca, una fiabilidad superior al 99,8%, de acuerdo a ONUSIDA. Por ello su uso se ha extendido. Sin embargo, en este tipo de pruebas existe un «período de ventana». Es decir, solo pueden detectar los anticuerpos del VIH en la sangre luego de tres meses de la infección. Entonces es importante realizarse una primera prueba y luego una nueva luego de tres meses para evitar ese «periodo de ventana».
Además de las pruebas que detectan los anticuerpos del VIH, existen las pruebas de antígenos, que detectan antígenos (una parte del virus), y las pruebas de ácido nucleico, que examinan la presencia del VIH en la sangre. Estas dos últimas son más especializadas y suelen usarse para confirmar un resultado positivo en una prueba rápida. Es posible que una prueba rápida dé un «falso positivo» y esto se puede deber a que la persona tiene una enfermedad autoinmune como lupus o síndrome de Reiter.
El tratamiento para el VIH
El tratamiento antirretroviral (TARGA) es la terapia que se utiliza en las personas seropositivas y su objetivo es que el virus no continúe su avance y siga replicándose en el cuerpo. Es decir, estos medicamentos «duermen» al virus, lo cual evita que el VIH debilite el sistema inmune y la persona pueda tener una vida prácticamente normal.
El informe más reciente de ONUSIDA da cuenta que las personas con tratamiento antirretroviral tienen una esperanza de vida muy cercana a una persona considerada sana. Cabe aclarar que estos medicamentos no eliminan el VIH, sino que lo mantiene a niveles mínimos (indetectables).
Estrategia 90/90/90
El objetivo global de la lucha contra la epidemia del Sida es que para el 2020 el 90% de las personas que viven con el VIH conozcan su diagnóstico, que el 90% de las personas diagnosticadas con el VIH reciban terapia antirretrovírica constante y que el 90% de las personas que reciben terapia antirretrovírica tengan supresión viral (sean indetectables).
Un reciente estudio, el más completo hasta el momento, confirmó que las personas seropositivas con carga viral indetectable no transmiten el virus.
Si bien el número de muertes relacionadas con el sida el año 2018 cayó a 770.000, un tercio menos que en 2010, los esfuerzos mundiales para erradicar la enfermedad están estancados debido a la reducción de la financiación.
Más de tres de cada cinco seropositivos en el mundo –23,3 millones de 37,9– reciben tratamientos antirretrovirales, una proporción récord, señala ONUSIDA en su informe anual.
La cifra de muertes del año pasado es algo inferior a la de 2017 (800.000) y un tercio menor que la 2010 (1,2 millones). Y está muy por debajo de la hecatombe registrada en 2004, cuando el virus del sida se cobró la vida de 1,7 millones de personas.
El número de nuevas infecciones se mantiene estable respecto a los años precedentes (1,7 millones).
Estas cifras globales esconden no obstante grandes diferencias regionales, destaca ONUSIDA, que advierte que la lucha contra la enfermedad no avanza a ritmo suficiente.
En general, la caída del número de muertes y el mejor acceso a los tratamientos se explican por los avances realizados en el sur y el este de África, el continente más afectado por el Sida.
En otras partes del mundo, algunos indicadores son preocupantes.
En Europa del este y en el centro de Asia, el número de nuevas infecciones se disparó 29% desde 2010. También, el número de fallecimientos aumentó 5% en estas regiones y 9% en Oriente Medio y el norte de África en estos últimos ocho años.
En el caso de América Latina, la tasa de nuevos contagios del virus del sida creció 7%. Proporcionalmente, Chile es, con 34%, el país de la región donde más aumentaron los casos, seguido por Bolivia (22%), Brasil y Costa Rica (21%).
Unas 71.000 personas son portadores del VIH en Chile, de la cuales 10.000 no conocen su condición y 45.000 se encuentran en tratamiento, según informó el Ministerio de Salud de este país.
En cambio, El Salvador es el país que más redujo los contagios con 38%, seguido por Nicaragua (29%), Colombia (22%) y Ecuador (12%).
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