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Un equipo internacional de investigadores ha descubierto que una toxina desencadenante de la inflamación llamada CAMP puede reducirse mediante la aplicación de anticuerpos muy específicos, al menos en ratones. Aunque convertir esos anticuerpos en una vacuna humana será complicado, al menos ahora ya se tiene una idea de lo que podría funcionar.
Una condición compleja
Los científicos recién están comenzando a entender por qué la bacteria desencadena el acné en algunas personas y no en otras, pero está claro que el uso de antibióticos en la piel no solo a menudo no funciona, sino también con efectos secundarios.
La luz al final del túnel
Pero los investigadores podrían finalmente haber encontrado una forma de evitarlo. Han estado trabajando en una vacuna contra el acné desde hace unos años, y acaban de publicar sus resultados en pruebas tempranas en ratones a fines de junio.
Investigaciones anteriores habían descubierto que el C. acnes secreta una toxina llamada factor Christie-Atkins-Munch-Petersen (CAMP). Pero ahora el equipo de ha encontrado que el factor CAMP estaba causando una inflamación similar al acné en ratones. Y cuando mutaron el factor CAMP en las bacterias de los ratones para que no fuera funcional, la inflamación se redujo significativamente.
Aunque la vacuna aun no es una realidad (y faltarán varios años), este estudio sin duda nos pone más cerca de un futuro en el que las erupciones cutáneas ya no serán una molestia.
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