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El investigador y médico oncólogo panameño Adan Ríos ha dedicado sus esfuerzos durante tres décadas a la búsqueda de una vacuna contra el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).

Y hoy, finalmente, está en el preámbulo de la fase preclínica de la búsqueda, en la que se debe completar la inactivación de los virus fundadores o transmisores del VIH y demostrar que, en efecto, dichas partículas virales, una vez inactivadas, pueden generar una respuesta inmunológica en animales.

Los últimos avances logrados por Ríos en su investigación llamaron la atención de Michel Sibedé, subsecretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y director ejecutivo del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (Onusida), durante la Revisión Anual de la Asamblea Nacional de la ONU, celebrada el pasado 12 de junio en Nueva York, Estados Unidos, evento en el que Panamá fue distinguida por su progreso contra el VIH/sida.

El evento fue oportuno para que Sibedé invitara a Ríos a reunirse próximamente en Ginebra, Suiza, para discutir con su equipo de asesores científicos el progreso de sus investigaciones en cuanto al desarrollo de la vacuna contra el VIH.

“Debo aclarar que no hay ninguna garantía de que lo que yo propongo va a funcionar. Lo que sí está garantizado es que si no tratamos, nunca sabremos”.

Adán Ríos Investigador y médico panameño

Este medio tuvo la oportunidad de entrevistar al galeno para conocer detalles de la reunión que sostuvo con el subsecretario de la ONU, así como para tratar otros aspectos.

¿Qué puntos destacados de la vacuna preventiva del VIH trató en el encuentro que sostuvo con el directivo de la ONU?

Tres puntos guiaron la conversación. El primero es el hecho que después de 30 años de haber sido descubiertas las causas de la pandemia del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), aún no contamos con una vacuna preventiva del VIH, a pesar de los ingentes esfuerzos de la comunidad científica mundial. El otro aspecto es que los esfuerzos para acabar con el sida en el año 2020 están encontrando impedimentos significativos, aunque hay avances en el diagnóstico y tratamiento. Y el tercer punto tratado fue que uno de los abordajes menos explorados en cuanto al desarrollo potencial de una vacuna preventiva es la inactivación del virus.

¿Tiene una fecha para la próxima reunión?

No. Sin embargo, el primer encuentro fue de su interés y planteó la necesidad de continuar con esta conversación en una reunión posterior en Ginebra, Suiza, sede de Onusida, o en un punto intermedio. En cuanto a fecha específica, sé que no será antes del 29 del junio, pues ya recibí comunicación de la ONU y el director regional de Onusida para América Latina y el Caribe, César Núñez.

¿Qué expectativas tiene de ese futuro encuentro?

Espero tener la oportunidad de presentar la investigación y ser escuchando en un foro en el que no debe haber prejuicio hacia ninguna idea o esfuerzo científico que pueda traer como consecuencia avances o inclusive, en el mejor de los casos, las curas a la enfermedad.

¿En qué fase está la investigación de la vacuna contra el VIH?

Tenemos que completar la inactivación del VIH y demostrar que, en efecto, dichas partículas virales una vez inactivas pueden generar una respuesta inmunológica. Hemos demostrado con una molécula análoga de la nevirapina, un agente antirretroviral, que, en efecto, la fotoinactivación de la transcriptasa invertida, una enzima esencial para la reproducción del virus, logra inactivar el virus. Con otra molécula hemos demostrado la completa e irreversible inactivación del VIH.

¿Cómo sería el funcionamiento de la vacuna?

Una vacuna preventiva [es decir], que se aplicaría a niños/adolescentes antes de que empiecen su vida sexual activa, tal como se emplea la del virus del papiloma humano. Es posible que tenga un impacto terapéutico, pero no lo veo muy factible científicamente.

¿Cuántos años lleva buscando la vacuna contra el VIH?

Específicamente, empecé a trabajar en el desarrollo de una vacuna preventiva contra el VIH en 1987 al unirme al equipo de Allan L. Goldstein, director del Departamento de Bioquímica de la Universidad George Washington, Washington DC. Durante ese periodo, crucial en el desarrollo de mi entendimiento del mundo de la inmunología de vacunas, tuve la fortuna de conocer a Jonas Salk [un investigador médico y virólogo estadounidense, reconocido por su aporte a la vacuna contra la poliomielitis]. De este científico aprendí de primera mano los principios de la inmunología de vacunas, que han sido tan fundamentales en mi vida profesional. Posteriormente, cuando el trabajo inicial desarrollado por Goldstein fue prematuramente rechazado por los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas inglés), decidí buscar una estrategia diferente. Por ello, concentre esfuerzos en la inactivación, descubriendo después de varios años un método de fotoinactivación.

¿Qué mensaje envía sobre su trabajo?

Debo aclarar que no hay ninguna garantía de que lo que yo propongo va a funcionar. Lo que sí está garantizado es que si no tratamos, nunca sabremos. La realidad obvia y evidente es que los abordajes del NIH han fracasado por más de 20 años y han hecho necesario reflexionar y aceptar que otros métodos, como la inactivación, deban ser explorados.

Ríos es oriundo de El Chorrillo, ciudad de Panamá, donde vivió y trabajó junto con sus padres y hermanos por más de 25 años.

Se graduó de Medicina en la Universidad de Panamá y trabajó en el Hospital Gerardino De León de Las Tablas, provincia de Los Santos. Luego, hizo su residencia médica en el Hospital Gorgas. En el año 1975, se especializó en oncología en el Centro Oncológico MD Anderson en la Universidad de Texas, uno de los principales institutos dedicados a esa especialidad en Estados Unidos. También es profesor asociado en la Escuela de Medicina en la mencionada universidad.

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